El algodón más solicitado es apartado en fibras segmentadas de un largo superior al habitual. Si bien garantiza un precio muy elevado en el estante minorista, es extremadamente difícil de detectar a simple vista.
Y como el algodón viaja cientos de millas alrededor del mundo, las probabilidades de que sea diluido o incluso intercambiado por materiales de calidad inferior son altas.
Es por esta razón que los fabricantes, los minoristas y los comerciantes buscan cada vez más nuevas maneras de verificar la calidad del algodón. Cuanto más compleja es la travesía, más difícil es.
Para abordar este problema, Louis Dreyfus Company está utilizando un sistema de “diagnóstico” que aplica ADN para determinar la pureza y la calidad de parte de su algodón.
Y si bien, generalmente, el ADN es asociado a la comprobación de la paternidad o la búsqueda de ancestros, la tecnología es potencialmente revolucionaria para el rastreo de tejidos a lo largo de sus cadenas de suministro.
Desarrollado por Applied DNA Sciences, la tecnología “SigNature T” utiliza pequeños marcadores genéticos que son rociados en el algodón en la desmotadora justo antes de ser envasado y convertido en hilo. Los marcadores de ADN se adhieren a las fibras de la planta y actúan como un código de barras microscópico que puede ser rastreado a lo largo de toda la cadena de suministro.
Un trabajo de detectives
En cada parada a lo largo de esta travesía, se toman muestras y se evalúan para verificar que las etiquetas de ADN se encuentran aún en su lugar y que el algodón de alta calidad no ha sido sustituido por otro.
“Los materiales pueden ser revisados hasta siete veces durante su travesía”, explica Rodger Glaspey, director general de la Plataforma Algodón en Estados Unidos.
“Y somos los únicos que contamos con esta tecnología específica”.
Las etiquetas PimaCott y Homegrown, que son utilizadas para marcar el algodón que es rastreado a través del ADN, son útiles para los fabricantes, los comerciantes y los minoristas. Se vuelven, también, cada vez más cercanas al cliente.
“Si usted ve estas etiquetas en un estante, puede estar absolutamente seguro de que está pagando el algodón auténtico”, afirma el Sr. Glaspey. “Es una garantía de pureza”.
Pero la calidad es sólo uno de los desafíos. En relación a los temas de sustentabilidad, la industria (y cada vez más los consumidores) desea saber de dónde proviene el algodón.
La tecnología actual no determina aún la granja exacta que produce el material, pero ya se está volviendo una herramienta importante para garantizar su sustentabilidad y calidad.
“¿Desean los consumidores rastrear y comprender el factor de sustentabilidad? ¡Por supuesto!”, afirma Steve Dyer, director global de Marketing de Algodón.
“LDC desea ser pionera en esto y, a medida que la tecnología se vaya desarrollando, nos ayudará a abordar cada vez más problemas de sustentabilidad vinculados a la producción y la comercialización del algodón”.
Hoy, sólo una pequeña fracción del algodón es rastreada por ADN, pero “la iniciativa está creciendo rápidamente”.